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La Salle Montemolín – Bergums Skola de Olofstorp, Göteborg

Hallå y hasta luego.

Nuestros amigos suecos de la Bergums Skola de Olofstorp, Göteborg (Suecia), acompañados por tres profesores, vinieron a finales de septiembre después de haber pasado seis meses sin verlos, aunque sí que habíamos estado  manteniendo el contacto a través de distintas redes sociales. Los recibimos calurosamente en el colegio La Salle Montemolín, nos pusimos al día y los presentamos a nuestras respectivas familias. Aunque nuestros padres ya sabían mucho de nuestros amigos por todo lo que nosotros les habíamos contado, aquel fue un momento intenso. Preparamos una pequeña bienvenida en el colegio para poder estar todos juntos, un tentempié después de un largo viaje. Y una vez ya roto el hielo, jugamos un partido de fútbol.

Cuando se hizo  tarde, dejamos el colegio y  llegó el momento de enseñarles nuestras casas; al día siguiente teníamos clases.

Durante la semana, todos los días asistimos juntos a clase y nuestros amigos suecos eran unos  alumnos más. Seguían las clases en español, para practicar el idioma y nuestros profesores también daban alguna parte en inglés para que lo entendiesen mejor.

Pero  no todo era ir a clase;  las tardes las dedicamos  a diferentes actividades. Nuestras familias y el colegio prepararon una semana muy divertida y activa. La primera tarde, la escuela organizó un tour por la ciudad con un bus turístico que acabó con una visita guiada a la Aljafería  para que  así conocieran uno de los monumentos  más importantes de nuestra ciudad.

De  las actividades que más les gustó fue ir a Puerto Venecia porque vieron cantidad de tiendas que allí ellos no tienen y les pareció muy barato todo por lo que aprovecharon para comprar detalles y recuerdos para sus familias.

Otro día fuimos al Monasterio de Piedra. Visitamos primero el monasterio cisterciense del siglo XIII con su  bellísimo  claustro, la exposición de carruajes y  la de la  Historia del Chocolate con la que aprendieron que allí fue el primer lugar en Europa donde se cocinó el chocolate. También pudieron ver la  bellísima  reproducción de un  retablo gótico.-mudéjar, tríptico relicario del Monasterio.  Después entramos al parque e hicimos un recorrido donde el agua guiaba nuestro camino. Disfrutamos  muchísimo de aquel vergel lleno de cascadas y grutas con  un paisaje excepcional rico en flora, fauna y preciosas formaciones geológicas. Seguimos las flechas azules para entrar y las rojas para salir.  Ese día nos sirvió para  conocernos  mejor ya que pasamos toda la jornada  de convivencia.

El sábado fue día de familias;  nos juntamos todos en las playas de la Expo, disfrutamos de un buen tiempo y de nuestro maravilloso sol que los nórdicos tanto aprecian. Jugamos  un partidillo de fútbol y lo pasamos en grande. Luego dimos una vuelta por la por los alrededores y les  enseñamos  La Torre del Agua. Por la noche cada uno se fue con su familia a cenar.

El domingo aprovechamos  nuestro último día con ellos. La mayoría fuimos por la zona del casco antiguo  para invitarles a la típica costumbre española, las tapas.  Por la tarde nos volvimos a juntar todos en el  Parque de Atracciones para pasar nuestras últimas horas todos juntos.

Llegaba el momento de hacer maletas y recoger los recuerdos;  era la  última noche juntos. A la mañana siguiente todo fueron lágrimas y sonrisas porque sabemos  que volveremos a vernos algún día.

El intercambio ha sido una  experiencia increíble; tanto nuestra estancia en Göteborg como la acogida en Zaragoza nos han permitido conocer a gente maravillosa con la que vamos a continuar una amistad para siempre.